miércoles, 1 de febrero de 2012

En Agustico

 Últimamente estoy montando los conciertos con Tano León a la percusión. Para según quién, mi inseparable escudero.
Lo mejor es que lo pasamos bien, tocamos en "agústico".

miércoles, 25 de enero de 2012

La Platja de La Vila

Este barrio de San Antón, o Carolinas, como se llame, es muy peligrosete. En el eje mágico de la Calle Sevilla (Colla de dimonis, Bar de Eric, Ocho y medio, Tábano, Cigarreras...) hay entre diez y quince conciertos por semana y lo mejor es que tampoco hay mucho criterio: chavales que empiezan haciendo pop, versiones de los Rolling, Música étnica, Clásica, cantautores, Jazz (mucho jazz)... Vas a tomar una caña y acabas viendo a una mujer de 80 años, negra de toda negritud, cantando estándares de jazz directamente traídos de Nueva Orleans... y gratis.

Pero la bandera del peligro en el barrio la trae Eric en su bar (Calle Sevilla, 41, no tiene ni nombre ni cartel en la puerta) los sábados. A medio día te invita a comer. Gratis. A quien vaya. Un plato -de plástico- de comida caliente para remugar lo que tragaste el viernes por la noche. ¿quién podría decir que no?


Unas papas a la riojana que quitan el sentío. Y por el morro. Y por si fuera poco, no basta con que te inviten a comer, sino que también te ponen un conciertito para animar al personal. Estamos hablando de un sábado a las 3 de la tarde: comida y concierto.



Pues eso: flamenquito. Mila la liebre y "El piani" echándole un poco más de picante a las papas riojanas. Claro, la espiral del placer termina en el fondo de una jarra de cerveza, y de otra, y de otra. Vas echando la tarde, todo fantástico. Canta, baila, come y bebe, a penas puede pedirse más. Tranquilamente te dan las seis o las siete de la tarde con la broma y entonces... suena el teléfono.


Jaume Llinares, un violinista amiguete, natural de La Vila, me dice que si me acoplo a un concierto en un chiringuito de La Vila, que me lleva, que hay equipo, que coja la guitarra y vamos que verás que bien. Pues la octava cerveza dijo que iba, y fui.

El lugar era fantástico, la primera playa de La Vila, una gran piedra protegiéndonos del airecito, los pies descalzos en la arena, el mar allá al fondo y una tarimita para tocar. El equipo montado, una hamburguesa con patatas bajo el brazo y a probar sonido.


Primero tocaron los anfitriones, "Ensemble Testore", haciendo jazz manouche, de ese agitanao rollo Dyango Reinhardt, muy divertido, la verdad. Y luego me tocó el turno y toqué delante de un público muy agradecido, tranquilo. En un momento de duda, andaba yo pensando qué canción tocar para seguir cuando alguien del público dijo "toca volátil". Casi me cago del susto, ¿uno que me conoce de antes?...

¡Noches como esta le dan a uno ganas de tener ganas!

lunes, 16 de enero de 2012

19/01/12 | Concierto en el Tábano

Después de un mes de barbecho, me reincorporo al circuito anti-alicantino con un bolito en el Tábano, como no podía ser menos.
Cartel en el tábano.
Allá por las 22 horas nos vemos allí. La entrada es libre y si hay cuorum pasaremos la gorra. Si no, ni nos molestamos.

martes, 10 de enero de 2012

Garrigós

Juan Garrigós es el dueño y promotor de El Taller Tumbao. Además es un gran pintor y me regaló este cartel.
Por si fuera poco, tengo el original en casa. Esto de que te pinten mola un montón.

domingo, 8 de enero de 2012

En el diario información

Pues parece que alguien se dio cuenta de que hicimos la cosa esta de las Voces del Campello...

Diario Información

...aunque no fue el fotógrafo... :)

martes, 3 de enero de 2012

Las voces del Campello

No pasar ni alimentar a los artistas...
Cuando Tano León me llamó y me dijo de participar en este invento, todo fueron dudas. El plan era que unas personas de El Campello que cantan temas de lo más variopinto (My funny valentine, Soy Rebelde, Viva el pasodoble...) se dejasen acompañar con nosotros. Y además, Tano me quería al piano. Yo no lo veía nada claro...

No me podía escapar.
Al principio quedé en que tocaría la guitarra, y Marcos Sagarribay, el guitarrista, el piano. Pero era un despropósito, era una oportunidad para quitarme las telarañas y convertirme en un pianista; o para sufrir un estrepitoso fracaso y retirarme de las teclas para los restos.

Ensayando.  
Al final pudo el sentido común y me quedé sentadito que es como más cómodo se está. Hacer los arreglos, conseguir partituras, descifrar temas raros... no me imaginaba que "El universo sobre mí" de Amaral pudiese ser tan... tan... irregular. Pero lo peor fue intentar conseguir que los pasodobles sonaran a pasodoble... con un piano, guitarra de jazz, bajo, saxo y batería.

La partitura es de "Viva el pasodoble"
El contexto tampoco ayudaba tanto. Yo que soy músico de lumpen, de antro, me iba a meter en un teatro con cuatrocientos pares de ojos y alguna oreja menos entre el público. Hubo varios sonotones, eso seguro. Nunca había tocado en un teatro de esas dimensiones (ni de ningunas) desde los conciertos de fin de curso del conservatorio (año... ¿99?) Así que el reto era macanudo.

Vacío impresiona menos.
Sin embargo, hice como se tiene que hacer: me enfrenté, no sin pasar miedito, y la cosa salió por un lado. Podía haber ido mejor, claro. Podríamos haber ensayado más. El hecho de acompañar a cantantes que no conoces es todo un arte, y por más que alguien nos avisó de los problemas que podrían aparecer, siempre había una canción en el tono incorrecto o una frase que no cuadraba con la música... pero esto son gajes del oficio, y la idea también era aprender.

En el ajo.
El concierto salió francamente, que diría aquel, y pa lo que podía haber sido, no nos hicimos casi daño. El caso es que parece que gustó y es muy probable que se repita, incluso que se exporte. A mí no me molestaría lo más mínimo.

El calvete del piano soy yo.
En fin, una experiencia fantástica.

sábado, 31 de diciembre de 2011

Volátil (piano)

Lo mío con el piano es muy raro. Es mi instrumento, cuando pienso una melodía la pienso con el piano, puedo estar tocándolo durante horas sin sentir sueño ni hambre ni cansancio y acepto con una sonrisa el dolor de espalda que me queda después de tocarlo. Pero me da miedo tocarlo.

Me da miedo porque, normalmente, es mucho más complicado que la guitarra: en la guitarra uno pone la "especie" del acorde (mayor, menor, séptima, etc...) y lo mueve por el mástil, en realidad no hay mucho que pensar. La guitarra te permite tocar de pie y moverte, por ejemplo. No me hace falta mirar el mástil de la guitarra para tocarla, pero el piano... ¡ay el piano!

Pero acontecimientos recientes (la próxima semana los cuento) me han descubierto a mí ante mí como pianista. Ser capaz de tocar algo a primera vista, cifrado, acompañando a otros músicos y a cantantes era algo que no me creía capaz de hacer, y creo que conseguí cubrir el expediente. Better than excepted.

El caso es que con el subidón de el otro día me he lanzado a tocar el piano como un loco... y esto es lo que ha salido:


Volátil, Con Piano by PabloFajardo